Acogedora. Esa sería sin duda la palabra que mejor definiría Lisboa. La capital portuguesa es totalmente accesible tanto por sus dimensiones como por la cordialidad de sus gentes. Si tienes unos días no dudes en acercarte al país vecino.
Lisboa se trata de una ciudad muy agradable y con temperaturas excelentes durante todo el año. La ciudad lusa invita a descubrir sus monumentos, gastronomía, su divertida vida nocturna, pero sobre todo a pasear por sus calles empedradas y dejar sorprendernos con el sabor añejo de sus fachadas y plazas. Es la Lisboa más genuina. Para comprobarlo visita la Baixa donde están las principales calles de comercio y las mas turísticas, el Bairro Alto con su ambiente mezcla de tradición y multicultural, el barrio Alfama con sus pequeñas y pintorescas casas…
Para recorrer estos barrios te recomendamos que uses el tranvía, un medio de transporte muy pintoresco y que además te evitara perderte por las múltiples callejuelas del casco viejo.
No olvides visitar el castillo desde donde hay unas vistas preciosas de la ciudad y del Tajo. Y justamente a orillas de este rio se hallan tres de los monumentos más representativos de Lisboa: la Torre de Belem, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubridores. Es una zona llena de jardines y muy agradable para relajarse dando un paseo.
Finalmente te recomendamos que te pases por el Parque de las Naciones, donde tuvo lugar la Expo 98 y que todavía guarda algunos pabellones interesantes como es el Oceanario, un impresionante edificio que contiene unas 15000 especies marinas. Y si quieres tener una idea mejor de todo el complejo, sube al teleférico que lo cruza de punta a punta.
Las afueras de Lisboa también guardan interesantes rincones dignos de visitar. Algunos ejemplos son Sintra con sus ricos paisajes y sus bien cuidados castillos, Cabo da Roca con sus impresionantes acantilados, las lujosas Cascais y Estoril, el palacio de Queluz…
Para realizar estas excursiones lo mejor es alquilar un coche e intentar visitar varios sitios en un día. Una última recomendación. Los precios en Portugal siguen siendo para los españoles bastante más razonables que en nuestro país pero se debe tener cuidado en las calles más turísticas y en las estaciones de servicio pues podemos llevarnos una desagradable sorpresa.
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